
Desde los consejos de la abuela hasta la información que se busca en Internet, en materia de medicina hay muchas falsas creencias que circulan sin que nadie se pregunte cuánto tienen de ciertas. Un experto reunió en su libro algunas de las más populares y explica lo que hay saber.
Cualquiera que tenga a mano una computadora con internet puede investigar y aprender sobre la temática que se le ocurra… y lo vinculado con medicina no es la excepción.
A este fenómeno, tan actual, hay que sumarle otra realidad: la infinidad de axiomas que desde chicos escuchamos repetir en casa de nuestros abuelos, tíos y de nuestros propios padres, que indican qué hay que hacer y qué no en torno a cuestiones de salud de las más diversas: desde cómo frenar una hemorragia nasal hasta cuál es la mejor forma de lograr que un bebé deje de llorar.
Así, sin proponérnoslo, llevamos a cuestas por la vida un montón de consejos que no dudamos en sacar a relucir en cuanto surge la oportunidad de transmitirlos a otros, aunque probablemente nunca nos hayamos detenido a pensar si son ciertos o si gozan de algún sustento científico.
«Es enorme la cantidad de leyendas, creencias y mitos que arrastramos. Todos, incluso los médicos, tenemos incorporadas creencias que van pasando de generación en generación y que hacen que tengamos algo de galenos», admite el doctor Jorge Tartaglione, quien en su libro «Todos somos médicos» (Editorial Planeta) se propuso la ardua tarea de desbancar más de 200 de esas falsas creencias «heredadas» sobre medicina.
El libro aborda buena parte de los conceptos errados que, a lo largo de sus 30 años de ejercicio como médico, le han presentado sus pacientes en el consultorio y que él intenta confrontar a diario, con paciencia y de la manera más didáctica posible.
«Los mitos de la medicina son muy difíciles de desacreditar, se transforman en algo cultural que pasás de boca en boca, son como mandatos. Te lo dice tu abuela, que es palabra santa, luego tu madre, y así los repetís vos», sostiene Tartaglione, un cardiólogo apasionado por comunicar y educar a la población sobre temas de salud.
«Hoy la información está al alcance de todos, pero no todo lo que reluce es oro. -alerta- Nunca hay que creer todo lo que nos dicen y menos lo que nos dice Internet. Hay que tener mucho cuidado y chequear la información médica que obtenemos».
Este profesional -para el que, en un mundo donde se medicalizó la vida, «todos somos un poco médicos»- sugiere ingresar a páginas autorizadas, en especial las de las sociedades científicas de cada una de las especialidades médicas; y nunca comprar medicamentos por internet, ya que «no son seguros».
DEL DICHO AL HECHO
Emergencias, estrés, medicamentos, alimentos, adicciones, dietas, sexualidad y neurología son algunas de las categorías bajo las cuales Tartaglione agrupó los mitos que se encarga de echar por tierra en su libro. A continuación, una selección de ellos.
* Los alimentos no producen migraña. En algunas personas ciertos alimentos generan cefaleas. Existe evidencia de que algunos organismos no pueden desactivar unos componentes llamados aminas naturales, presentes en ciertos alimentos, como las bebidas alcohólicas, la cafeína, el chocolate, las frituras y los condimentos.
Estas sustancias, que contienen nitrógeno, se encuentran generalmente en animales, plantas y bacterias, y muchas de ellas contribuyen a dar a los alimentos su sabor y aroma característicos. Las aminas más comunes son la tiramina, que está en los quesos chedar, suizo, gouda o en los higos enlatados; la feniletilamina, que está en el chocolate, las bebidas colas, el té, el café; y la histamina, presente en el alchol.
* Sólo usamos el 10% del cerebro. Aunque el dato está muy difundido, es falso. Nuestro cerebro contiene alrededor de 100 mill millones de neuronas. No es cierto que 90 millones estén en stand by y sólo usemos 10 millones. El cerebro funciona en forma interconectada, cada neurona emite miles de cables que se comunican entre ellas, y tienen un gran nivel de actividad.
Es durante los primeros años de vida cuando estas neuronas comienzan a establecer conexiones entre ellas (las denominadas sinapsis) a una velocidad irrepetible.
Además, es durante la infancia cuando estas células se mielinizan, es decir, desarrollan completamente la mielina, la sustancia que las recubre y permite ue establezcan conexiones unas con otras. Sin mielina, el impulso eléctrico no funciona bien. Cuando dormimos nuestro cerebro no está en pausa, sigue trabajando.
Usamos todo el cerebro, pero se van alternando distintas regiones, mientras se activa un área, las otras quedan en pausa y esperan actuar en otro momento.
SEXUALIDAD
* Me tomo unas copas y rindo mejor en la cama. Es un error creer que el acohol mejora nuestra potencia sexual. Muchas personas lo utilizan porque al comienzo los desinhibe, les suelta la lengua y superan la timidez o la vergüenza. Pero pasa ese momento y cuando querés concretar llega el fracaso.
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, y si querés tener sexo luego de unos vinos o fernet lo más probable es que al principio estés alegre, hables mucho y luego en el momento de los hechos el varón no va a tener erección y a la mujer le va a impedir llegar al orgasmo. Por lo tanto, no mejora en absoluto el rendimiento sexual. Lo mismo pasa con la marihuana. Y si sos consumidor regular podés llegar a tener un desinterés por el sexo.
PARA MADRES
* Ponele azúcar en el chupete y deja de llorar. Aunque siempre se hizo esto de mojar el chupete en la miel o meterlo dentro de la azucarera y enchufárselo en la boca para que se calle, se relaje, se duerma… no es correcto. El consejo médico es que los bebés solo y exclusivamente tomen leche materna durante los seis primeros meses de vida. Los pediatras recomiendan que la sal y el azúcar se den lo más tarde posible y en muy poca cantidad.
La miel no debe darse antes de cumplir el año, ya que puede contener un bacilo que se llama clostridium botulinum que en un organismo inmaduro como el del bebé puede dar lugar a una neurotoxina causante del botulismo infantil.
Tampoco es recomendable mojar el chupete en jugos de frutas, ya que no se recomiendan antes de los seis meses y porque no deben sustituir a la fruta. A partir del año, un niño ya puede comer casi lo mismo que un adulto. Así que, por favor el chupete sin aditivos, solito. Y tranquilos: ya se va a dormir.
* Si estás con acidez estomacal es porque el bebé que tenés en la panza tiene mucho pelo. Durante el embarzo, muchas mujeres empiezan a sentir por primera vez en su vida una quemazó en la boca del estómago, que les sube hasta la garganta. Si tu bebé se parece al nacer a King Kong, este síntoma no tiene nada que ver con su pelo. La acidez se debe a cambios físicos y hormonales de tu cuerpo.
Cuando el bebé va creciendo, presiona la parte superior del abdomen y esto facilita el paso de los ácidos gastrointestinales desde el estómago al esófago, generando acidez, especialmente cuando te acostás, tosés o te agachás.
Por si fuera poco, durante el embarazo la placenta produce una hormona -la progesterona- que además de relajar los músculos del útero para que entre el bebé, relaja la válvula que separa el esófago del estómago y los ácidos refluyen hacia la boca, causando esa quemazón insoportable. El segundo efecto no deseado es que relaja las contracciones del esófago y los intestinos haciendo que la digestión sea más lenta.
Es probable que la historia que une al pelo con la acidez surja porque el pelo comienza a crecer en la semana 21, que suele coincidir con la aparición de la acidez. Muchas veces podés aliviarlo usando almohadas o levantando la cabecera de la cama para dormir y no usando ropas ajustadas.
ADICCIONES Y OTRAS YERBAS
* La marihuana hace mejor que el tabaco. Se ha instalado y crecido el discurso que asegura que es inocua. ¡Y no es así! Hasta el día de hoy es un gran mito que la marihuana no tiene toxicidad. El cannabis no sólo produce lesiones a nivel pulmonar, sino que su uso crónico se relaciona con la pérdida de interés y deseo, alteraciones del humor, disminución de la capacidad de concentración y depresión del sistema inmunológico.
Además contiene 400 componentes químicos, muchos similares a los del tabaco, entre ellos alquitrán.
Un estudio sobre 6.700 personas demostró que produce más depósitos de alquitrán en los pulmones que los cigarrillos comunes.
* Fumar uno o dos cigarrillos al día no hace nada. Cada vez que vos prendés un cigarrillo y le das una pitada tus arterias se vasocontraen. Imaginate una manguera de bombero lleva de agua en el piso, vos pasás caminando y la pisás. De golpe interrumpís el flujo de agua que corre dentro de la manguera. Esto mismo pasa cada vez que vos das una pitada en todas las arterias de tu cuerpo. Además, favorecés la agregación de las plaquetas dentro de los vasos y su obstrucción.
Un estudio reciente publicado en la revista de cardiología Circulation mostró que las personas que fuman entre uno y cuatro cigarrillos tienen tres veces más riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares que los no fumadores.
No existe una dosis segura de tabaco. La única forma de estar seguros de que no nos hace daño es dejar de fumar. Si solo fumas uno o dos va a ser muy fácil que no fumes ninguno. Se puede.
* Me bajó la presión, tengo que comer algo salado. Esto no es así y me da mucho trabajo convencer a los pacientes de que no sirve para nada. Más aún a los que son hipertensos, a quienes les indico comer sin sal y aprovechan cada oportunidad que tienen para mandarse algo salado. Muchas mujeres tienen en forma constante presión arterial baja. Puede ocurrir durante el embarazo, por efecto secundario de algún medicamento, fallas en el corazón o un golpe de calor.
La caída de presión también puede ser brusca por una reacción alérgica, hemorragia, alcohol o una enfermedad grave.
Cuando aparecen los síntomas de presión arterial baja, como mareo, desmayos, visión borrosa, respiración rápida, dificultad para concentrarse o sed, conviene levantar los pies para favorecer que la sangre vuelva al corazón y recuperar la presión. Comer algo salado no sirve para aumentar en forma rápida la presión.
También es conveniente consumir mucha agua y nada de alcohol. Y cuidado con el aumento del consumo de sal. Si no tenés sítnomas no te preocupes, la presión arterial baja no es un problema. Andá a ver a un especialista si no te sentís bien.
* Te sangra la nariz, incliná la cabeza hacia atrás. Nunca inclines la cabeza hacia atrás porque la sangre puede bajar por la garganta y provocar vómitos o ahogarte. La hemorragia nasal o epistaxis se produce cuando se rompen los diminutos vasos del interior de las fosas nasales. Lo que tenés que hacer es sentarte e inclinar la cabeza para adelante para permitir que drene la sangre, respirar por la boca y pinzar con los dedos la parte blanda de la nariz. No hables, no tragues, no tosas, ni escupas. Mantené presionada la nariz durante 10 minutos. Si sigue sangrando 30 minutos después, atención: tenés que ir a una guardia y hacerte ver.
ERRORES DIETETICOS
* El pan integral engorda menos que el pan blanco. ¡Otra leyenda! Las harinas integrales aportan las mismas calorías que las harinas blancas, lo que difiere es el contenido de fibras, minerales y vitaminas.
Las fibras de salvado hacen que el proceso digestivo sea un poco más complejo, dando mayor saciedad, y que sys carbohidratos se absorban más lentamente, lo que denominamos un índice glucémico bajo.
Esto es beneficosos para personas con diabetes. Además, si sufrís de constipación, las fibras favorecen el tránsito intestinal.
Los panes blancos se digieren más rápido y son la mejor opción para los deportistas cuando necesitan disponer rápidamente de carbohidratos como fuente energética, ya que tienen un índice glucémico alto.
* La remolacha engorda porque tiene mucha azúcar. Algunos no la consumen porque es invasiva en el plato y mancha todo a su alrededor. Otros, porque piensan que engorda. Pero la remolacha tiene casi las mismas calorías que la zanahoria. Además contiene un alto nivel de nitraros que al ser ingeridos se transforman en nitritos y luego en óxido nítrico que es un potente vasodilatador. Así que además de no engordar, es rica y beneficiosa para aquellas personas que padecen de presión arterial elevada.
Fuente:»Diario La Prensa»